miércoles, 15 de julio de 2015

Change

Siempre he sido una persona a la que han asustado los cambios. Sin embargo, también sé que son necesarios para evolucionar. Por ello quizás sea que me cueste tanto despedirme de este curso,  porque depara muchos más cambios de lo que otros años de universidad me han dado. Odio las despedidas. Y, son mucho más duras cuando sabes que no volverás a compartir mesa con esas personas, cuando ves que el día a día se hará un poco más duro sin ellas. Todavía al irme a la cama doy vueltas pensando con quien gritaré arpías! por el pasillo, o quién me avisará de que viene mi primo. No sólo eso, sino que tendré que buscar a otras personas para colar el café en la biblioteca, y otro lugar de estudio que el laboratorio de ingeniería. Tendré que cambiar la banda sonora de los pasillos, ya que no habrá nadie que me grite dancing with the demons. Eso sí, saldré a no fumar bastante menos. Bueno, solo un poquito menos.
Lo sé, todo esto suena absurdo. Pero recordar esas tonterías es lo que en estos días me saca una pequeña sonrisa a las cinco de la mañana. Parece que no, pero para mí este verano ha supuesto un cambio enorme en mi vida, aunque sepa que sea algo temporal. Sin embargo, a pesar de la distancia, a pesar del esfuerzo y de la impotencia que a veces pueda sentir, se que están ahí. Sé que podré darles el coñazo cuando lo necesite. Aunque me llamen pesada, aunque les despierten mis mensajes cada dos minutos. Aunque digan que no quieren verme, sé que me apoyan. Va a ser un verano duro, lo sé. Porque va a ser un verano de cambios que me van a hacer evolucionar. Pero, a pesar de todo, también sé que los cambios serán mucho menos cuesta arriba sabiendo que tengo los mejores amigos del mundo junto a mi.