Sin mirar atrás.

Obstáculos. Quizás la vida se componga de eso, un obstáculo tras otro que solventar, que dejar atrás. ¿No creéis que eso es lo que nos define? Cada uno pasa por diferentes malos trechos en la vida, y por otros buenos también. Pero todos los enfrentamos de diferente manera. Podemos saltarlos, ignorarlos y pasar de ellos, sí. Pensar que no nos afectan y que no tenemos que enfrentarnos a ellos. ¿Y qué ganamos con ello? Que nos estallen en la cara. Por lo que, aunque miremos hacia otro lado, continuarán estando allí. Y algún día de este caos al que llamamos vida, nos encontrarán, fortalecidos por el tiempo. Por ello, ¿qué mejor manera de superarlos que perderles el miedo? No temer a esos pequeños baches, superarlos y continuar caminando.

Vuela, libre pero feliz.

Siempre se ha dicho aquella frase de si quieres algo, déjalo ir, marchar, para que sea feliz. Como ese pequeño insecto que siempre atrapábamos de críos, que queríamos guardar junto a nosotros, y que nuestra madre nos decía que dejáramos libre para que pudiera vivir. Pero nunca nos hablaban del dolor que sentimos al perderle. Sin embargo, sabemos que es necesario que vuele lejos, aunque nos cueste asumirlo. Sí, somos estúpidos y nos dedicamos a llorar su pérdida, a ver que no está junto a nosotros, cuando de verdad, deberíamos alegrarnos porque nos quiere, pero que necesita volar para encontrar su lugar en el mundo. Date cuenta de eso, deja que se aleje, aunque duela, porque solo así será feliz.