jueves, 12 de noviembre de 2015

BE

Let it be...

Hace mucho que oí esa frase por primera vez, de la boca de una de mis mejores amigas. Como siempre, aconsejándome sobre la vida en general. Deja que todo fluya, deja que las cosas salgan como están predestinadas. Y que pase lo que tenga que pasar.

Siempre me ha gustado pensar en esa frase como algo real. No sé, creer que existe un destino que nos guía, que nos va llevando por todas las etapas de la vida, y que nos pone en nuestro camino a las personas adecuadas. Solo tenemos que seguirlo, porque todo al final acabará saliendo bien. 

Sí, sí, hablo de cosas como las casualidades, que según este principio no lo serán tanto. De cosas como los flechazos. De que, conocer a alguien de casualidad, que no pensabas conocer, pueda dar lugar a algo muy grande en tu vida. Y de que, a pesar de todo, las cosas acabarán saliendo bien. 

No puedo decir que sea mentira porque, si no ha sido el destino, algo ha conseguido que personas tan maravillosas estén al lado de esta tonta día tras día. Pero, ¿Que todo acabará saliendo bien? ¿Que al final el destino pone a cada uno en su lugar, y otorga a todo el mundo lo que merece?. Si fuera eso verdad, otro gallo cantaría...